martes, 23 de noviembre de 2010

¡LAS FUERZAS DEL PODER...! (Parte II)

Más FFAA

Una vez logrados acuerdos de organización nacional, la conformación de un ejército que respondiera al estado organizado, los cambios en los mercados internacionales y el fortalecimiento de los sectores de poder de la burguesía internacional, los intereses de la oligarquía terrateniente, la burguesía industrial, la burguesía financiera,…, ya con una gran dependencia de los centros de poder internacional, se enfrentan dos bandos de poder claramente definidos, que también se reflejarán en la conformación de las FFAA.
Fundamentalmente en el Ejército, se presentan dos modelos ideológicos conservadores: nacionalistas y liberales.
Algunos los denominan Conservadores de Derecha y Conservadores de Izquierda, pero yo no soy partidaria de esta denominación porque hay que definir claramente los conceptos de izquierda y derecha, cosa que haré en otro momento.
En toda época, las distintas clases sociales que lucharon por el poder utilizaron a las grandes mayorías trabajadoras (del campo o la industria) para legitimar su lucha y para engrosar sus ejércitos, a cambio de algunos beneficios y mediante promesas de mejoras sociales.
Fue después de la Revolución rusa de 1917, cuando los trabajadores descubren que deben tomar ellos el poder para tener posibilidades de igualdad y para ello deben armar sus propios ejércitos puesto que deberán enfrentar a los ejércitos de la burguesía, cuando sectores de la clase propietaria nacional y la aliada a los monopolios trasnacionales comienzan a preocuparse por dar algunos beneficios a los trabajadores y conquistarlos para el voto de legitimación democrática.
Primero el radicalismo y luego el peronismo (desde el ceno mismo del ejército) incursionaron en el abordaje de la clase obrera para desarticularla y usarla, como siempre, para la defensa de sus sectores de poder en la lucha intestina que aún hoy mantienen. El primero mediante organizaciones políticas, el segundo apoderándose de sus organizaciones sindicales y transformándolas en un partido político encubierto, manejados con prebendas, favores, privilegios y represión a los rebeldes. Esta política produjo la división de los trabajadores y desdibujó al enemigo principal y común, desplazó a los trabajadores que se plantean el cambio de sistema económico-político-social y legitimó a los que se conformaban con mejoras económicas sin cuestionar el sistema.
Si bien Perón fue destituido del gobierno por las FFAA, estas pertenecían al sector de los que representaban los intereses de los terratenientes agro-exportadores más conservadores, que no querían la industrialización del país y menos aún mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Perón era parte del sector nacionalista, simpatizante del paradigma desarrollado por la burguesía europea que buscaba frenar el explosivo avance de las organizaciones de trabajadores en busca del poder. Perón insistía en aconsejar a los que llamaba Oligarcas, en que el peligro era el berrinche de los trabajadores de tomar el poder, porque así perdían todo, que era necesario mejorar las condiciones de los trabajadores y romper con la dependencia de los capitalistas extranjeros (imperialistas). De esta forma podrían desarrollar un “capitalismo nacional”, controlado por la burguesía argentina, aplicando las reglas del capitalismo y su valor de concentración de riquezas: “la plusvalía”. Podrían explotar tranquilamente a sus trabajadores, pero sin riesgo, lo que daría: gobernabilidad y estabilidad al sistema.

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